Existen varios motivos por los que trabajo con papel, pero la decisión de utilizarlo como mi útil principal es ante todo una declaración de intenciones y un acto de resistencia.
Es evidente que el papel se encuentra relacionado con el dibujo -mi campo de exploración-, no solo como soporte, sino como medio que permite procesos directos, rápidos e inmediatos. El material está cargado de connotaciones de boceto, de punto de partida antes de empezar a “tomar las cosas más en serio”.
Este carácter de ligereza es precisamente lo que me interesa del papel. Trabajando desde lo efímero, lo fugaz y lo temporal, consigo renunciar a la permanencia, a lo eterno y a lo finalizado. Reivindicando la fragilidad, la delicadeza y la vulnerabilidad, me posiciono contra la fuerza, la solidez y el estatismo. En mi práctica dentro de lo ligero, móvil y maleable, niego lo poderoso, inamovible y rígido.
Quizás, es en la naturaleza del papel donde encuentro los aspectos más esenciales de la condición humana.