– Nadie siente la calle como suya, nos hemos metido tanto en nuestras pantallas, en nuestro mundo interno, que la calle ha dejado de ser nuestra y en verdad la calle nadie la siente suya… Tampoco nos piden la participación en el espacio público, no es que no sea nuestra, sino que yo no tengo nada que decir porque no me dejan…
– Es como si de repente, plun!, te plantan una escultura y dices oye,… yo sí que pediría que hubiese un diálogo,… hablad con los vecinos!, vamos a hablar entre todos ¿cuál es el proyecto?, ¿qué es lo que?… si queremos o no queremos… tiene que haber aquí.. un diálogo, un debate, una reflexión…
– Cuando tú te sientes partícipe de algo, lo cuidas y esa energía… que es como de amor, al entorno, a tu espacio, hace que se genere otra relación con esa obra artística o no artística…
– A mí me parece que es una mezcla, pues eso, de muchas cosas: de no vinculación, de no conexión entre la gente, de estar aquí pero no sentirse un pueblo, de todo eso y entonces me parece que tú haces algo, lo dejas ahí y la gente interviene, pues con lo que tiene, con sus… igual respetándola, si tuviese esa historia, de apreciarlo… o no respetándola porque no siente que haya nada que respetar y ya está…
(extracto de la conversación realizada el 16 de enero con nueve artistas de Altsasu en el Centro Cultural Iortia)