La construcción del pantano de Itoiz
provocó un fuerte seísmo social que se dejó sentir con especial
intensidad en Aoiz.
Quince años después de los últimos
episodios de aquel periodo convulso
hemos planteado un pequeño ejercicio de introspección a varias
personas del pueblo. Nuestro propósito era, simplemente, conocer en
qué medida el paso del tiempo ha permitido cerrar ciertas heridas,
atenuar las tensiones, digerir el miedo y el dolor…
¿Podríamos decir que la distancia que
suponen estos quince años opera como un mecanismo de amortiguación
emocional? ¿Tiene verdaderamente el tiempo la capacidad
claustrofílica de curarlo todo?
Al concebir este proyecto éramos
conscientes de que una intervención tan puntual no podía plantearse
el objetivo de abrir un debate social en torno a un tema tan difícil
y delicado. Hemos podido constatar que se trata de una tarea
pendiente, pero no está tan claro que, en estos momentos, se den las
condiciones para enfrentarse colectivamente a la memoria de aquellos
acontecimientos.
En cualquier caso, corresponde a las
vecinas y vecinos de Aoiz y de los pueblos del entorno decidir cuándo
llegará el día de poner en común los distintos relatos. Por
nuestra parte, nos daríamos por satisfechos si nuestro trabajo ha
servido para poner esta pregunta sobre la mesa.