The dark, the mystic, the animate but soulless es el título del proyecto de los artistas Karlos Martinez B. y Javier Arbizu que parte de la revisión del concepto de macla, que hace alusión a la serie homónima de obras realizada por Jorge Oteiza.
La idea de «macla,» presente en la obra de Oteiza, es revisitada a través de una serie de objetos cuyos procesos de construcción suponen un ejercicio de negociación entre las características y dinámicas propias de los materiales y la intuición y los deseos de los artistas, ponderando siempre una cierta condición háptica. Las maclas en Oteiza se originan por la fusión de dos o más cuerpos, que se vuelven inseparables debido a la energía contenida en la relación de sus partes. Existen fenómenos similares en otros campos del conocimiento, como la astrología o la biología, que han sido históricamente considerados mágicos o aberrantes, no solo por estar fuera de lo normativo sino también por la carga energética que implican.
Los artistas cuestionan si las partes de las maclas tienen alguna entidad como sujetos individuales, siendo la percepción humana la que las dota de unidad, como en el caso de los eclipses. O si por lo contrario, se deben necesariamente a su otra mitad. En este contexto los objetos son entendidos como actantes, que operan desde sus propias dinámicas físicas, temporales y psicológicas. Es decir, cuerpos vitales que se ven afectados por estímulos externos, -entre otros los artistas- que alteran sus posibilidades de interacción. El caso de estudio es, por lo tanto, un todo apeiron, cuyo único acceso posible es la vía de lo poético.
Fotografía de Juan Riobó. Cortesía de Blueproject Foundation, 2017, Barcelona.