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La carne de burro no es transparente.

Este proyecto se fundamenta en la búsqueda de nuevas imágenes en el campo pictórico. Imágenes atractivas e impactantes que se enmarquen en un contexto de pintura contemporánea. Estas obras están estructuradas por dos términos esenciales: el sacrificio y el obstáculo. Estos conceptos son tradicionalmente conocidos por sus implicaciones negativas pero en el contexto de la pintura, pueden resultar herramientas creativas de gran interés. Por un lado el sacrificio se interpreta como un hacer. Una acción o un método para accionar los engranajes. En el ámbito pictórico, el sacrificio se entiende como la necesidad de cubrir una superficie o un área de la imágen con otro elemento para ocultarlo. Normalmente esto tiene lugar cuando no estás conforme o no te interesaba lo que había, sin embargo yo entiendo el sacrificio como un ejercicio de renuncia a lo placentero, a lo interesante o atractivo con el fin de no caer en tentaciones estéticas. De este modo se da lugar al descubrimiento de más resultados, a los cuales no se habría podido acceder de haberse refrenado por un encariñamiento. Así, capa sobre capa se van conformando las composiciones. Este método impide conocer el resultado final de las obras desde un inicio, sino que se construyen poco a poco según las necesidades que vayan requiriendo en cada momento. 

Por otro lado, el obstáculo se interpreta como una forma de ver. Un modo de entender las composiciones teniendo en cuenta todas las capas que las conforman. Otra de las consecuencias del proceso del sacrificio es que los elementos inferiores van a verse escondidos y ocultos detrás de los más superiores, esto conlleva que la lectura de las obras se centre en los extremos, los contornos y los bordes de los sujetos inferiores de la composición y no tanto en lo que se presenta más directamente ante el espectador. Bordes que se asoman para sembrar la duda de qué había debajo, de este modo los motivos frontales adquieren el papel de obstáculo. Un estorbo para la vista que pese a su posición, pasa a un segundo plano. 

Las capas que conforman las imágenes son fragmentos, formas o estructuras que pertenecen a mi iconosfera personal. Elementos que me rodean en mi día a día, encuentros fortuitos o descubrimientos comunes almacenados en un archivo. Esto, sumado a los recortes de papel que en ocasiones se presentan en las composiciones, se entabla una confrontación por el protagonismo de las obras donde cada uno parece querer abrirse camino hacia el exterior de la superficie.

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