«… Lo que queda (2018) integrada por una suerte de nido-recipiente y una gran imagen.
En el nido donde deposita un pila de piezas de porcelana vitrificada y sin pulir, y que han surgido de moldes para los cuales ha utilizado maderas encontradas. Este resto objetual, de material tan frágil como resistente, diríase que alegoriza y problematiza atributos asociados al imaginario femenino.
Espacios para la protección y para la afirmación precaria de una autonomía objeto de deseo y conflicto. La imagen revela un fascinante trenzado surgido en el proceso de elaboración textil: los hilos de lana parecen ensamblar una forma escultórica informal, un pliegue barroco para el deleite de nuestro juicio estético….»
Fernando Golvano