Invocar a la memoria, atravesando Oh Ñarará!
Llamar a los ausentes, en el transcurso del recorrido.
Nuestro artefacto – incorpórate en él – nos demanda reflexionar sobre la responsabilidad histórica
que tenemos con los demás. En cada cruce, zigzagueo, rincón o escondrijo nos adentramos en
diferentes partes de memoria, necesitadas de recuerdo y reflexión.
Proporcionar espacios íntimos de reflexión, sentarnos, cerrar la puerta y hacer el espacio tuyo. Por
otra parte, intersectar espacios de encuentro, entrar dentro de un centro, estar dentro de un adentro.
Un adentro que sigue cargándose de memoria, risas, recuerdos vivenciales cercanos y pasados, en la
detención de las intersecciones.
Recogemos, con esto, una historia de las alteridades domésticas.