Título
Fuego que llora, cuerpxs y campxs junto al río
Artista
Héctor Gardez
Fecha
2024

«Fuego que llora: cuerpxs y campxs junto al río” es una propuesta de Héctor Gardez desarrollada durante el 2024 en el marco de Estéticas Transversales – Habitar el fuego. Un proyecto de investigación y experimentación relacionado con el contexto social y cultural de las poblaciones de Huarte, Burlada y Villava a través de sus ríos, impulsado de manera conjunta por el Centro Huarte e Idensitat. En esta sexta edición del proyecto, se ha propuesto trabajar alrededor del fuego, visibilizando tanto su condición vinculada a la potencia y energía, como su capacidad devastadora. 

Con la colaboración del Ayuntamiento de Huarte, Gazteleku y Club de jubilados de Uharte, Marc Badal y Luis Basterra.

Paralelamente a la residencia de Héctor Gardez en Huarte, la artista Anaïs Florin ha realizado en Barcelona el proyecto Les mans del foc, en torno al acontecimiento anual de La Flama del Canigó y a su articulación en la zona próxima a la desembocadura del río Besòs, poniendo el foco sobre una práctica colectiva ritualizada y las diferentes dimensiones sociales, identitarias, políticas y afectivas que se activan alrededor de ella.

 


 

Héctor Gardez (Tenerife 1990). Vinculado siempre a diversas expresiones artísticas, estudió  Filología Hispánica en la Universidad de La Laguna y Dirección de Cine en Madrid y Cuba. Partiendo del audiovisual como herramienta artística, explora en sus conexiones con las artes vivas y la gestión cultural. Con varias piezas audiovisuales estrenadas en circuitos internacionales centra ahora su trabajo en la videocreación , la película en papel o el formato analógico. Forma parte del programa de co- creación de Island Connect, dedicado a artistas de islas europeas y es gestor del área de audiovisual del Ateneo de La Laguna. Entre sus búsquedas se encuentra la reflexión sobre las identidades, lo queer en el mundo rural, el poder sanador del arte y su fuerza como herramienta de activismo social o el trabajo multidisciplinar y comunitario de la expresión artística.

 


 

  •  5-17 agosto 2024

Bajo el latido imponente de un sol abrasador, en medio de la ropa tendida en la azotea, aquellas ristras de cebolla colgaban como dorado trofeo al trabajo de mis abuelos, el fruto de unas raíces que se perdían en el tiempo y me llevaban hasta unas huertas que nunca conocí, donde sembrar y comer eran parte de una ritualidad trenzada en la memoria como aquellas cenefas de cebollas que enramaban las cuerdas del tendedero. Esta fue la evocadora imagen que recorrió mi cuerpo cuando llegué por primera vez a Huarte, otro pueblo vinculado al campo y la cebolla, otro pueblo de cebollerxs como el de mis abuelos. 

En Huarte, la herencia cebollera traza una línea recta, exactamente de cinco kilómetros, entre el pueblo y la ciudad, otra, entre el inminente pasado rural y sus voces y una última entre la identidad, sus imaginarios e iconografías. 

Virrey en la huerta con la cebolla

 

Basterra en los invernaderos

 

Huarte, un pueblo isla, traspasado por el torrente poderoso e inagotable del río Arga, era el perfecto escenario que planteaba todas las contradicciones a un artista isleño, hablando de fuego en la tierra del agua y de islas de agua dulce llegando desde un océano salado. 

Vincularme a un proceso de mediación junto a lxs cebollerxs, reflexionar sobre las identidades compartidas de los espacios rurales, desde mi realidad canaria, atravesaba por adentrarme en las huertas, andar los laberínticos pasillos de tomates, cebollas, pepinos, cardos y lechugas, hablar con lxs mayores, conocer los invernaderos, escuchar sus historias y hablar, hablar mucho.

En agosto, con el paisaje amable de una presa veraniega, cubierta de flotadores, coloridas neveras, saltos de trampolín y sombra restringida, llegué a Huarte. En el invernadero de Luis Basterra hallé un espacio que resumía, en solo un vistazo, el devenir de Huarte en torno a la huerta. Luis como Jose Mari Virrey, Crescencia y otrxs mayores, son la voz viva de una generación que ponen la mirada en la tierra que les rodea como marca indeleble de la memoria de sus cuerpos. En esa estancia pude conversar, grabar, investigar y plantear el desarrollo de la residencia durante el mes de octubre.

  • 7-27 octubre 2024

En octubre, otro Huarte lluvioso y traspasado por el otoño, llenaba de verde sus frondosas huertas donde la flor de las cebollas ya había desaparecido. Junto a Marc Badal, de Kanpoko Bulegoa, pudimos entrevistar a diferentes hortelanxs, antiguas vendedoras en el mercado y jóvenes que comienzan a interesarse por la tierra. De estas entrevistas resultó una pequeña pieza documental como recopilatorio de tantas y tan interesantes conversaciones. En todas ellas, la cuestión identitaria y el vínculo con la tierra se hacían patentes abriendo espacio a la reflexión en torno al futuro de las huertas, la soberanía alimentaria o la posibilidad de perpetuar las variedades locales de hortalizas y verduras.

Junto a este proceso, se abrió un espacio creativo de mediación con los talleres de escritura, uno con los mayores del pueblo , otro con los jóvenes y otro con lxs artistas locales, cinco en cada caso, como los cinco kilómetros que separan Huarte de Pamplona y el mercado donde lxs hortelanxs del pueblo acudían a vender sus productos, cinco kilómetros que suponen la resistencia a ser engullidos como extrarradio de una ciudad creciente, cinco kilómetros que remarcan el carácter de pueblo que Huarte se resiste a perder. 

9,10 y 18 de octubre.  Talleres “Piel de cebollas: huertos, semilla y cosecha”

El taller junto a lxs mayores cerraba con una deriva audiovisual a través de las huertas del pueblo donde las imágenes generadas fueron la base de otra deriva sonora con jóvenes. 

Este proceso intergeneracional buscaba activar el espacio para un encuentro creativo entre ambas generaciones, resultando en una videoinstalación conjunta y la edición de todos los textos creados en un poemario.

En el taller con diferentes artistas del pueblo, el punto de partida fue también la escritura y la propuesta de vincular la cebolla, como imagen aglutinadora de identidades en Huarte, a sus lenguajes artísticos con la producción de una pieza que exhibir al final de la residencia.

 

Sábado 26 octubre. Invernadero de Luis basterra, 11:30h

El último día volví al invernadero, para mostrar bajo la incesante lluvia aquel proceso que había comenzado en verano. Los materiales reutilizados del invernadero sirvieron como estructura de tres videoinstalaciones tituladas “Agua “, “ Tierra” y “ Semilla”, cada uno de los tres elementos necesarios para la cosecha. En la primera y a través de imágenes de archivo del cultivo de la cebolla en Canarias, se exponían la difícil tesitura que atraviesan las islas ante la desertificación en contrapunto a la enorme riqueza de agua que existe en Huarte. En la segunda se presentaba el testimonio de lxs jóvenes que buscan cultivar la tierra y sus inquietudes respecto al futuro. En la última se mostró la pieza resultante de los talleres. Esto junto a las piezas de lxs artistas Olaia Baigorri, Paula Zelaya, Iratxo Gorostiza, Iosu Castillo y Luis Morea, cerraba la muestra expositiva en el invernadero.

El espacio para la performance abrió otras preguntas que transitaron por mi cuerpo durante el período de residencia; la interacción con un cuerpo vegetal que nos apela directamente , que produce una reacción química en nostrxs como el llanto y las posibilidades creativas de las pieles y desechos de la cebolla. Estas preguntas se aunaron junto a las respuestas que pude descifrar en tantos gestos recolectados. 

Huarte simboliza la resistencia de los pueblos a ser engullidos por las ciudades, sus cebollerxs y cebollas han transitado desde una realidad agraria y rural como modo de supervivencia a la transformación de sus vidas y huertas en la contemporaneidad. Diferentes generaciones y diferentes maneras de vivir el poderoso vínculo con el territorio que a quienes hemos nacido en contextos rurales siempre nos lleva a casa. El arte también habita estas memorias y debe ser lugar para imaginar futuros posibles a estas tierras llenas de vida. 

Huarte ha supuesto la amplificación de la mirada que pueda tener hacia el territorio donde un proceso de mediación nunca es  posible sin que haya una comunidad predispuesta a mediar, debatir y crear. Gracias al Ugazte y su personal, a lxs jóvenes participantes del taller, Peyo, Erlantz y Txomin junto a su coordinadora Itziar Areta. Al Club de Jubilados Virgen Blanca, especialmente a Esperanza, Consuelo, Luis, Zuberoa y María Ángeles, a lxs artistas de Huarte participantes de este proceso creativo compartido, a lxs hortelanxs, jóvenes y mayores de Huarte; Carlos, Crescencia, Ana, Izaskun, Javier, Miguel, Antxoka y lxs jóvenes de la huerta Mutilvaratxa,  gracias por sus acciones , testimonios y pensamientos compartidos. A Marc Badal y su compromiso y pasión con este proyecto, la huerta y la vida del campo y al Ayuntamiento de Huarte y su concejalía de cultura. Gracias al cuidado, la dedicación y acompañamiento del personal y gestoras del Centro Huarte, Ekhiñe, David, Irantzu, Oskia, Amaiur, Betisa, Txubi e Idoia. A lxs artistas que me han escuchado, ayudado y llevado de la mano en este proceso, Iosu Zapata y Zarys Falcón. Por último a la artista Nerea de Diego , por ser la conciencia y alma de este programa junto a Irati y el equipo hermoso de Idensitat. Ha sido hermoso tenerles a todxs.  

*Texto de Héctor Gardez